Por Francisca Neira.
El próximo sábado 1 de diciembre se llevará a cabo en el Teatro Bío Bío la celebración en vivo de los 20 años de la publicación de El Resplandor, primer trabajo como solista del líder, guitarrista y voz de Los Electrodomésticos, Carlos Cabezas. En dicha oportunidad el LP, lanzado el mercado en 1997, será interpretado íntegramente y en forma única por Cabezas junto a una banda de lujo conformada por compañeros de escenario de siempre y otros porteños, buscando darle un toque descentralizador a su presentación y haciendo un tributo a una ciudad que tiene un amplio historial de aporte sostenido a la música y la cultura chilenas.
Pudimos conversar con Carlos de éste y otros temas. A continuación, los detalles.
Hola Carlos, muchas gracias por conversar con nosotros. Cuéntanos cómo van los preparativos para el show del 1.
Bien, bastante bien. Hay harto entusiasmo en torno a este show: se ha generado espontáneamente harto entusiasmo en Concepción también y los ensayos han estado entretenidos. Ha sido muy emocionante tocar de nuevo estos temas, algo que no hacíamos desde hace mucho tiempo, entonces es muy entretenido, se despierta una especie de cariño por esa época y fue muy bueno sentirlo de nuevo.
¿Nunca antes habías tocado El Resplandor de manera íntegra?
Bueno, la primera vez que tocamos el disco entero fue en Concepción, en el Cariño Malo, e hicimos un par de presentaciones del disco completo, pero deben haber sido las primeras dos o tres veces que lo tocamos. En realidad hace mucho tiempo que no tocaba esos temas, alguna vez con mi banda solista tocamos “Lo Mejor de Ti” y, probablemente, el “Bailando en Silencio” también, pero el disco entero no, no había sido presentado en vivo.
¿Por qué tomaste la decisión de hacer un show único en Concepción?
Primero, porque existe un vínculo con Concepción que fue el primer lugar donde lo tocamos en vivo y, además, hay un cierto cariño con la ciudad por lo que ha significado en términos de cultura musical para el país. Ese día nos presentaremos con músicos de la zona también, en la banda que se armó para esto hay tres músicos de Concepción y está este lugar, el Teatro Bío Bío, que es muy atractivo. Y por otra parte, también estaba de fondo esta idea de poder grabar la presentación en vivo para poder hacer un disco, dado que El Resplandor no está muy disponible públicamente. Este interés de conmemorar de alguna manera este disco surgió el año pasado (porque se cumplieron los 20 años el 2017), cuando estábamos muy ocupados con Los Electrodomésticos, pero este año, aunque con la banda seguimos con una actividad bastante grande, tuvimos más tiempo. Todo eso llevó a esta idea de hacer una presentación única para obtener esta grabación y la idea era hacerlo en un lugar donde se generara un tipo de celebración de una época, como pasa en Concepción.
Una época bastante prolífica en cuanto a la producción musical en Chile.
Sí. Yo creo que El Resplandor es un disco que es significativo de esa época. En ese tiempo yo estaba con Konstantinopla, este estudio donde se hicieron cosas bien importantes como el primer disco de Tiro de Gracia, La Pozze Latina o Los Bunkers. Muchas otras obras musicales importantes en la cultura de nuestro país partieron en esa época y, también, escuchando el disco te das cuenta de que había una especie de colaboración y cariño entre los músicos, se apañaban mucho: estábamos conectados de una manera bien distinta, seguramente por un contexto especial de cómo llegamos hasta esa época, desde dónde veníamos y las esperanzas que teníamos y la pasión que le poníamos a lo que hacíamos en términos musicales. Por eso es que habían propuestas tan importantes como las que mencionaba recién. Mucha gente pasó por ahí entonces fue una época muy creativa, muy nutritiva para nuestra cultura y todo eso aparece en este disco así es que es muy interesante sentir de nuevo toda ese energía que es distinta a la que existe ahora.
En ese sentido, ¿cómo ves que ha cambiado la escena musical chilena desde el lanzamiento de El Resplandor hasta hoy?
Los contextos son distintos: si uno analiza El Resplandor difícilmente pasaría por los criterios de producción musical que hay ahora en los que todo es mucho más meticuloso, riguroso, exacto, controlado y bien educado; aunque hay una gran diversidad de propuestas estéticas ahora, quizá más que en esa época o quizá como proyección de lo que se inició en esa época. Hoy las herramientas para desarrollar ideas musicales están disponibles para todo el mundo y tu puedes armar una banda con dos personas y computadores si es que quieres, entonces hay muchas maneras de configurarse en términos creativos para producir música que en ese tiempo no existían. Por ejemplo, este disco es de la EMI, tu trabajabas con sellos porque no era tan fácil tener un estudio, ahora es mucho más fácil el producir entonces la situación es distinta y creo que hay una mayor paleta estética en estos momentos, es más diversa ahora y la producción musical es más rigurosa, más ordenada. El Resplandor habla un poco de un desorden que había en ese tiempo, un desorden creativo muy positivo porque era una energía bien cruda, casi violenta en tanto se salía de los parámetros normales de producción de manera un tanto descarada, pero muy auténtica (siento yo) y toda la gente que estaba haciendo música en ese tiempo compartía esa cosa “de guata” de sacar la voz y hablar y decir lo que tenían que decir. Se siente mucho cariño por esa sensación y esa experiencia de vida por la que atravesábamos en ese tiempo.
Eso en cuanto a la producción y las formas de trabajo, ¿pero en cuanto al sonido? Pareciera que El Resplandor tiene un sonido súper noventero, aunque al mismo tiempo suena actual, ¿estás de acuerdo con eso?, ¿a qué crees que se debe?
Sí, me provoca esa sensación también. Son como esas estéticas que se sostienen muy bien a través del tiempo, son un poco atemporales y no están atadas a una “tendencia pasajera” de estética sino que están ancladas en otro lugar del tiempo. Es tan difícil hablar y buscarle los valores a lo que uno hace, el pudor no aguanta mucho (risas), pero creo que El Resplandor tiene cierto riesgo, cierta brutalidad, cierta ingenuidad que se sostiene más allá de las tendencias que puedan existir temporalmente.
¿Cuáles fueron las influencias que te inspiraron para este disco? Porque tiene sonidos distintos, canciones más electrónicas como “Bailando en Silencio”, unas más cercanas a la balada (aunque siempre oscura) como “Saber de Ti” y otras un poco más punk como “Newfastcar”.
Por lo mismo que hablábamos antes, creo que fue un desorden de influencias. Yo creo que cuando pasas por un proceso creativo lo que aparece son las influencias de toda tu experiencia de vida, no influencias específicas ni de una temporalidad específica. Da la sensación de que el lenguaje musical que tu puedes utilizar cuando estás haciendo música, muchas veces, tiene que ver con lo que uno escuchó cuando era inconsciente: lo que escuchabas en la casa cuando tenías 10 años y no eras consciente del significado de la música en sí, lo que escuchas en el medio ambiente, en la micro cuando vas al colegio. Todas esas cosas te quedan en la experiencia de vida ancladas de una manera más visceral, más intuitiva y esos lenguajes aparecen en estas circunstancias. Yo siento que es bueno en términos creativos que aparezcan de esa manera las cosas, más que a través de una reflexión intelectual de algo o un disfrute intelectual de tal música. Trato de que en los procesos creativos aparezca eso que lleva una autenticidad, una honestidad que es buena, que mantiene el ego un poquito lejano (o lo más lejano posible, en realidad), para que no contamine el proceso creativo, porque lo que tiene que aparecer en un trabajo musical es lo más honesto que hay en ti… Lo mejor de ti, diría (risas).
Pasaron 13 años entre El Resplandor y Desamanecer y Has sabido sufrir ¿Por qué tanto tiempo y de pronto salen estos dos discos juntos? Sé que entre medio estuviste haciendo la banda sonora de varias películas como El chacotero sentimental o La fiebre del loco.
No sé, no creo que haya quedado tan agotado sino que son tiempos de la vida en los que no alcanzas a tener el tiempo propio para poder desarrollar nuevamente tus ideas. Normalmente, si un músico instala un estudio quiere hacer negocio con eso, no es porque tiene el deseo secreto de hacer sus cosas. Me demoré hartos años en sacar otro disco, a pesar de que estaba ya con Konstantinopla andando, porque las intenciones que yo podía tener podían ser muy claras pero la vida te dirige por otros lados, eventualmente, entonces había mucho trabajo en ese estudio, muchas cosas pasando y no encontré el tiempo para poder hacer algo propio. Creo que el proceso creativo o cuando te pones a hacer un disco, no es que tengas que esperar un momento especial para que aparezcan las canciones sino que aparecen porque es tu experiencia de vida, entonces no hay ningún requisito: en cualquier momento uno puede sentarse a escribir algo porque siempre está acumulado todo lo que vives, todo lo que observas a tu alrededor, las experiencias que están alrededor tuyo, así es que siempre vas a tener material para poder componer.
Tu vida musical partió con Electrodomésticos y El Resplandor fue tu primer trabajo como solista, después de 8 años formando parte del trío, de armar una carrera musical con ellos. ¿Cómo fue ese cambio de rutina o de forma de trabajar? ¿Hubo algo particularmente difícil en ese proceso?
Bueno, hay diferencias fundamentales porque, de partida, hay un tema estético con Los Electrodomésticos que veníamos desarrollando y, naturalmente, habían expectativas de que este disco pudiese continuar con eso, con esa estética electrónica, lo que lleva a que uno haga justamente lo contrario: alejarse de eso. Por otra parte, cuando estás dentro de una banda la sinergia interna que hay en ella produce una energía creativa específica que se nutre de todos quienes componen la banda, pero cuando estás solo es distinto porque eres mucho más vulnerable, no estás en un grupo de personas que defiende algo sino que tienes que asumir solito un nivel de coherencia interna, de coherencias éticas acerca de con qué hacer música, porque solo tú te vas a parar después en el escenario a defender lo que haces así es que más vale que sea muy honesto, muy auténtico, algo en lo que tú crees y eso ya es un proceso en el que, claro que aprendes mucho, pero es un proceso bien exigente. Aunque, al final, uno agradece que sea así de exigente porque eso es lo que te carga con la energía suficiente para enfrentar estos procesos creativos que son los que te dan vitalidad creativa.
Resulta bien increíble que no haya cómo conseguir hoy El Resplandor. La grabación que se haga en el Teatro Bío Bío se difundirá a través de plataformas digitales o ¿cómo será ese proceso?
Sí, la idea es que esté disponible y que tenga vida nuevamente El Resplandor. Esa es una de las ideas porque el disco es de la EMI y las compañías tienen otras dinámicas internas y uno ya no está para pelear con nadie, sino que para hacer lo que uno puede hacer con respecto a eso, entonces está la idea de grabar para poder ponerlo a disposición pública.
¿Y ese show solo contemplará la interpretación del disco?
Vamos a tener una especie de “lado B” en el que vamos a tocar una selección de canciones de otros discos. Estamos entusiasmados, con la banda, buscando este “lado B”, terminando de encontrarlo, porque el disco dura aproximadamente unos 50 minutos que en vivo pueden dar un poco más, pero nos faltaba algo para completar una presentación acorde a la situación así es que vamos a tocar algo como seis temas más.
En el show de Concepción estarás acompañado por tu, a estas alturas partner, Edita Rojas, baterista de Electrodomésticos y Mauricio Melo (guitarrista de Los Santos Dumont), a quienes produjiste hace varios años, pero también por Paolo Murillo (penquista, parte de Julia Smith), Gonzalo López (Los Bunkers) y Nicolás Quinteros ¿habías trabajado antes con alguno de ellos (de los tres últimos)?
Nico Quinteros tocó con Electrodomésticos en el último Municipal y en algunos recitales más por ahí; con Paolo Murillo es primera vez que trabajo, lo conocí a través de Mauricio Melo y la gente de Concepción, porque había un interés por revelar un poco la importancia de la ciudad en nuestra cultura musical popular, tienen un teatro magnífico que es bueno que lo sintamos bien propio y que le saquemos provecho los artistas y que se conozca desde acá (Santiago) y desde otros lugares; y hay tres músicos que son de Concepción, por este vínculo dado, porque Conce fue el primer lugar en el que presentamos El Resplandor en vivo, entonces está la idea de producir un cierto ruido regional con este disco, de sacarlo de lo que sería normal de tocarlo en Santiago y un poco celebrar esta energía de la que hablábamos antes que había en ese tiempo, simbolizándola un poco en Concepción y en lo que ha significado para nuestro país y activar la actividad musical regional.
Bueno y para ir terminando, ¿qué proyectos musicales tienes para el futuro próximo?
Hay una idea de desarrollar algo a mitad del próximo año, pero todavía no lo puedo comentar. Tengo el trabajo con Angelo Pierattini (Cordillera) que se debiera terminar a principios del próximo año, hay un EP que ya se publicó. Estoy haciendo música de películas también, algunas de la productora Fábula y estoy desarrollando un poco más el trabajo de arte sonoro: he hecho un par de presentaciones con conciertos visuales desde un lado bastante más de arte sonoro que de canciones en sí. Estuve un par de días en el Observatorio ALMA y eso generó una pieza sonora visual que también estoy desarrollando con algunas personas por ese lado. Hay harta actividad, estamos haciendo hartas cosas. Y con Los Electrodomésticos también tenemos un trabajo pendiente con la promoción del último disco, Ex La Humanidad, y tenemos planes para hacer una revisión de este disco con temas nuevos y unas situaciones especiales que queremos agregar ahí.
Se viene harto trabajo entonces…
Sí. Todo esto te carga mucho, esto es algo que uno agradece por eso, porque te mete una energía que te dan ganas de hacer muchas cosas y no es que al final uno quiera correr “como pollo sin cabeza”, pero sí te motiva a hacer muchas cosas y uno disfruta mucho hacerlo.