Turf en Club Chocolate: Un regreso para no dar más pasos al costado
6 de julio 2018.
Por Johanna Dagnino.
Fotografías por Javier Martínez.
Comienza una nueva noche capitalina cargada de música. En el sector de Bellavista, en el conocido Club Chocolate, se prepara una cita con una banda que volvió a los escenarios nacionales después de diez años de receso. El motivo de la visita se encontraba marcado por la promoción de su sexta placa, Odisea, con la cual retoman el trabajo creativo en pleno tras haber lanzado como singles los temas “Kurt Cobain” y “La canción del supermercado” el año 2016. Así, las expectativas eran grandes y el local seleccionado parecía perfecto para una jornada que transitó por toda la carrera de esta exitosa y enérgica banda trasandina.
El Club comienza a recibir lentamente a los convocados. A eso de las 21:40 de la noche aparece Iza el Alma, grupo de rock nacional que abrió la noche con su propuesta que se funde con el pop y un poco de psicodelia y que cuenta con la presencia Daniel Pimentel (Canal Magdalena y Jiminelson) y Tonino Baeza (Ciudad Satélite). Con un Chocolate que empezaba a recibir con pausa a los asistentes, los nacionales supieron preparar el ánimo a través de ocho temas que incluyeron “Bailarina”, “Ya despegué” y “Tu fantasma”.
Lentamente se creaba el ambiente y la pista de baile que sirve de cancha en el recinto comienza a recibir a más fanáticos que esperaban expectantes el regreso de una de las bandas argentinas más sonadas entre fines de los 90’ y principios de los 00’. Así, la espera termina a las 22:35 horas, cuando se apagan las luces y suena el ending de la serie animaba Bob Esponja. El público se enciende inmediatamente y recibe con vítores a Turf, quienes supieron contagiar de magia y energía absoluta a todos quienes asistieron al evento.
La noche tuvo de todo, para todos los gustos. La banda recorrió con infinita comodidad temas de su nuevo disco, los cuales fueron coreados sorprendentemente por una fanaticada fiel y que responde con la misma energía que la banda entrega en sus canciones y con sus presentaciones; además, sacaron varias canciones del baúl de los recuerdos y agradecieron de todo corazón al público el no haberlas olvidado después de más de una década.
La banda argentina abrió los fuegos con “Kurt Cobain”, los saltos fueron instantáneos y el quiebre temporal nos lleva a corear “No se llama amor” mientras el carismático vocalista Joaquín Levinton lanza agua de su botella al público. Hay que destacar, por sobre todo, la energía contagiosa y la relación cercana de Turf con sus fanáticos. Si es que el club no estaba lleno, el ritmo y el baile te hace sentir que sí lo está porque estos trasandinos son de esos grupos que sacan lo mejor de su público. Así, dentro de las gracias performáticas que pudimos ver sobre el escenario hay que incluir cómo el mismo Levinton toreó una guitarra cuando un miembro del staff se acercó para entregársela, o cómo recibió un trago de cortesía de una fanática y brindó por todos e, incluso, agarró el celular de una chica para preguntar si era una llamada.
Turf se trata de una banda única que, afortunadamente, volvió a encontrarse con los estudios y los escenarios después de tanto tiempo. Pudimos recorrer gran parte de su historia, escuchando clásicos inolvidables como “Magia blanca”, “Pasos al costado”, “Cuatro personalidades” y “Loco un poco”. También, probar que sus nuevas canciones como “Hablo solo” y “No robes mi tiempo” ya son reconocidas y coreadas por un público que ha sabido esperarlos con fidelidad.
Fue cerca de una hora y media de un show marcado por la complicidad del grupo con su audiencia. Así, cuando llegó el momento de retirarse, en lugar de escuchar los tradicionales cánticos que piden de regreso a las bandas como uno suele ver en cada espectáculo al que asiste, la dinámica en esta oportunidad fue diferente. El público no los llamó de regreso con lo tradicional, sino que coreó con todos los pulmones que tenían “Yo no me quiero casar, ¿y usted?”; una prueba clara que ni Turf ni su público responden a los cánones sino a la espontaneidad y a una vibra contagiosa y vital. La despedida marcó un peak en la euforia de los asistentes: saltos, poleras al aire, bailes enajenados en los que se baila solo, pero acompañado por el resto. Al final, pese a la broma constante de una promesa de regreso en diez años más, la despedida terminó anunciando las ganas de volver pronto y no dejar pasar nuevamente tanto tiempo antes de un reencuentro. Así, las luces cayeron a las 00:10 am, la pista de baile adopta otros tonos y otros sonidos, pero la fiesta de Turf se queda con nosotros, en los pies, en los brazos y en la vibra que nos acompaña.
Setlist:
Kurt Cobain
No se llama amor
Desconocidos
Hablo solo
Tarjeta postal
Casanova
Cuatro personalidades
Porque te quiero
Me haces sentir
Diario (Deja vu)
Magia blanca
No robes mi tiempo
Contacto
La canción del supermercado
Loco un poco
Encore:
Should I Stay or should I Go? (Cover)
Pasos al costado
Yo no me quiero casar, ¿y usted?