Newen Afrobeat en Tocatas Mil: Poseídos por el ritmo
Centro Cultural Gabriela Mistral, 12 de enero 2018.
Por Nicolás Morán.
Fotografías por Francisco Aguilar A.
Para partir este fin de semana, nos dedicamos a escuchar a los chicos de Newen Afrobeat. Banda chilena que nace el 2009, que lleva la pasión en la sangre y que se presentaron este viernes en el Centro Cultural Gabriela Mistral, para cerrar otra noche en Tocatas Mil, sección del más que consolidado proyecto, Santiago a Mil.
Ver a 14 músicos sobre el escenario, con las caras pintadas, al estilo africano y con ropa colorida, no es algo de todos los días, y si debo ser sincero, aunque escuché el disco hace un tiempo atrás, nunca había asistido a un show de ellos, por lo que me llevé una gran y grata sorpresa. En vivo suenan aún mejor.
La idea del grupo es combinar sonidos tradicionales latinoamericanos y africanos, en una especie de sincretismo cultural poco explotado, porque tal como lo indica el nombre, Newen Afrobeat, mezcla la energía de ambos pueblos (mapuche y africano), dando como resultado una banda que promete y cumple.
Dentro de las gracias que tiene el afrobeat como estilo, es que es un ritmo que debes sentirlo, más que pensarlo. Nacido de la mano del multiinstrumentalista nigeriano Fela Kuti, quien encontró en la mezcla del Jazz, la música tradicional Yoruba, el highlife, que nació en Ghana y de ahí se expandió por África, y por supuesto, un poquito de funk, la música perfecta para expresar su sentir con respecto a la vida política de Nigeria de los años 60 y 70.
Hay que considerar que en la mayoría de las culturas africanas, pero en específico la Yoruba para este caso, se utiliza mucho el aché, que significa fuerza, no entendida como violencia o enfrentamiento, si no más bien, una energía vital que mueve todo, o sea, que determina nuestras vidas. Dentro de lo más característico del arte musical Yoruba es el predominio de los tambores, pero por sobre todo, la presencia de los tambores batá, una creación exclusiva de dicha cultura.
A la música de los batá se suman cantos y bailes rituales. Los coros y bailes, son para invocar o sacar fuerzas de la naturaleza, que están expresados en la figura de los Orixás, y es precisamente esta fuerza vital, que se encuentra en los movimientos de las cantantes y bailarinas del grupo, que hicieron gala de un estado físico envidable y una energía desbordante, que si lo sumamos al siempre poderoso y camaleónico jazz, tenemos la fórmula para tener bailando a una sala completa durante una hora, y aun así, pedir más.
Sus canciones son largas, pero no pueden aburrirte, porque desde la segunda canción, la vocalista pidió a todos que se levantaran y disfrutaran el show de pie, para poder sentir el ritmo tranquilamente. La gente en la sala enloqueció al poder dar rienda suelta a sus instintos musicales, moviéndose al son de los bronces (que se robaron la película), al beat de los timbales y la batería. Sin lugar a dudas, una fiesta por donde se mire.
En cerca de una hora y un poco más de concierto, fuimos testigos de una banda con un estilo único, que aunque en Chile no suenen tanto, en parte a nuestro problema como sociedad en no ampliar nuestro abanico musical ni apoyar al músico nacional, la verdad es que se han presentado en diversos escenarios internacionales, como por ejemplo en Alemania, Francia, Estados Unidos, Nigeria o Brasil. Así que hay que seguirles la pista cuidadosamente, porque dan qué hablar.
Dentro de las cosas que más gustaron, fue cuando tocaron “Santiago”, por su letra y por su ritmo, que tenía hipnotizados a todos los presentes, y lo segundo, fue cuando para cerrar, interpretaron “Zombie”, haciendo un homenaje de casi 13 minutos a Fela Kuti. Cabe agregar que este último tema está dentro de las 100 mejores canciones de la revista Time, y que de la mano de Newen Afrobeat, queda con un toque único, deslumbrante, ¿y por qué no?, mágico.
En síntesis, un espectáculo imperdible, deslumbrante y que te recarga, puesto la hora se pasa volando. Para qué decir que su calidad musical está más que clara, y si tienen oportunidad de verlos en vivo, podemos prometerles que no se arrepentirán, wọn yoo ko banujẹ.
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