Por Gabriela León.
Es increíble pensar que la primera vez que escuché a Chancho en Piedra tenía siete años. En un momento donde se consumía mucha música chilena, el acceso a bandas extranjeras era limitado y compartir música se transformaba en la única y más preciada forma de escuchar nuevos sonidos. Han pasado ya veinte años de ese momento y es inevitable no homenajear a uno de los mejores discos de esta banda de rock funk chileno.
Chancho en Piedra nació en 1994, bajo el mando de Lalo Ibeas, Toño Corvalán, y los hermanos Pablo “KVZón” y Felipe Ilabaca, quienes en la comuna de La Cisterna se dedicaron a formar una de las bandas más importantes del país. La agrupación ha sabido ganarse el cariño de la gente en sus ya 23 años de historia por medio de una trayectoria llena elogios, premios y reconocimientos del pueblo de Chile.
La Dieta del Lagarto llegó a consagrar la carrera de Chancho en Piedra. Un nombre de disco, que al igual que su antecesor, Peor es Mascar Lauchas, hacía referencia a populares dichos chilenos. Una carátula entretenida y rupturista, con toda la banda vestida de espermatozoides. Concepto y estilo que fue la propuesta de Chancho en Piedra, siendo los disfraces parte de cada una de sus presentaciones de ahí en adelante.
Un disco mucho más funky que el anterior, que dejaba entrever las influencias musicales que sus integrantes tenían, acompañado de un buen rock. Es inevitable no recordar a bandas como Red Hot Chili Peppers, Faith no More, Primus, Rage Against the Machine, por mencionar algunas de las leyendas musicales que son parte de este disco.
De plato de entrada tenemos la canción «Mea Chucha». Si bien no es una canción musicalizada, es la perfecta (y una de las más llamativas) formas de partir un disco. Con la tétrica tonada y al puro estilo de Carlos Pinto, comienza el disco con un relato sobre cómo ha sido la vida de Chancho en Piedra desde que iniciaron, los logros que casi obtuvieron y deja una clara advertencia de lo próximo que vamos a escuchar. Es en cosa de segundos que la distorsión en la guitarra eléctrica de KVZon suena para comenzar «Hacia el Ovusol», que aún “deja la escoba” cuando suena en algún concierto. Una canción marcada en el rock, y en una letra que da alusión a la carrera de los espermatozoides hacia el óvulo. Sonidos influenciados por la música de la banda Beastie Boys, con un poco de juegos en la tornamesa de Dj Raff y un tono un poco más rap por parte de Lalo.
La Dieta continúa con el primer tema funky del disco, “Huevos Revueltos”. Una letra divertida que se nutre de expresiones propias de los chilenos. La música que comenzaba a mostrar Chancho en Piedra en esa época, marcaba un precedente en la música chilena, un rock donde el bajo se tomaba, en muchas ocasiones, el protagonismo con sus ritmos funky y más de algún slap en sus cuerdas, acompañadas de los sonidos del «gua-gua» (Cry Baby) en la guitarra, para darnos un rock mucho más bailable asociado directamente con este estilo musical.
La cuarta canción del disco es “Edén”, que es lejos el single más importante de la Dieta del Lagarto. El misterio de dónde vamos después de la muerte como tema principal de esta canción, que nos hace bailar en torno a la fiestas eternas y el cielo funk. Edén vino a mostrar la maduración que tuvo Chancho en Piedra desde el Peor es Marcar Lauchas hasta La Dieta de Lagarto. Música mucho más robusta y aunque si bien, tiene harto de experimentación por parte de todos sus integrantes, es una de las canciones que marcó el sello de Chancho en Piedra.
Lo que sigue de este disco, son canciones mucho más rockeras y críticas. “Güeina”, “Cacho”, “Huasónico”, “Del Porque se Cohíbe el Ano en Casa ‘jena”, por ejemplo, con temas que pasan desde la duda existencial y el debate nacional del porqué no se puede ir al baño en casa ajena, el abuso de la imagen de la mujer, la protesta sobre como la idiotez paga por ver matar en las corridas de toro y, por último, la imagen del típico chileno que intenta aparentar algo que no es.
Y es lo entretenido de este disco. Los polos opuestos que tiene cada uno de sus temas. Si en un momento estamos escuchando en nuestro sillón “Da la Claridad a Nuestro Sol”, de un segundo a otro ya estamos bailando en torno a “Viejo Diablo”.
Definitivamente un disco importante en la carrera de Chancho en Piedra, que fue el detonador para que ese año terminaran su alianza con el sello Alerce y firmaran con Sony para grabar su siguiente disco Ríndanse Terrícolas y comenzara una nueva etapa bajo el sello de una empresa potente. Una nueva oportunidad de ser conocidos mas allá de las fronteras, un nuevo aire para esta banda que tenía mucho más que mostrar.
El viernes será especial, será un reencuentro con caras conocidas durante tantos conciertos que han pasado estos 20 años, con canciones que hace mucho no escuchamos en vivo, con ritmos que siempre hacen falta. Un reencuentro con el yo de hace veinte años, con el yo que sabe que “a este paraíso no van solo los mortales, en el cielo funk hay cabida para todos los animales” Todo esto acompañado de ese yo que aún se escucha diciendo “Voy y Vuelvo”.