Anathema en Chile: Una progresiva sensación de talento indiscutido
Teatro Coliseo, 9 de agosto 2017.
Por Jorge Fernández.
Fotografías por Felipe Morales.
El público no quería esperar un minuto más. Los gritos de ansiedad cubrían el reabierto Teatro Coliseo, recinto ubicado en Nataniel Cox, a escasos metros de la Casa Nacional de Gobierno.
Esta, precisamente, era la otra cara de La Moneda. Una con tintes góticos, oscuros, románticos. Un sello de garantía que sólo una agrupación con magníficas proporciones de sonido y talento nos podía entregar.
La banda británica Anathema se presentó una vez más en nuestro país para mostrarnos su nutrido y versátil repertorio nacido por allá por el año 1990, cuando sus sonidos se acercaban al género conocido como death doom. Su fanaticada es fiel y devota. Así lo demostraron los cientos de adeptos que llenaron el lugar para ver a los ahora resurgidos como músicos enfrascados en un rock progresivo mucho más potente y certero.
El setlist cruzó toda su carrera, destacando, como siempre “Untouchable”, “Springfield”, “Endless Way” y la reciente “The Optimist”, sólo por nombrar algunas de las más coreadas.
El concierto que se extendió por más de 150 minutos también tuvo gratas sorpresas. Entre ellas, la inclusión de dos temas poco usuales en su repertorio. “Storm Before The Calm”, canción del disco Weather Systems (2012) y la, ya clásica, a estas alturas, “Flying”, con la que se corroboró el cariño incondicional de su fanaticada nacional.
Los músicos gozaron de su presentación. Eso se notaba minuto a minuto. Pequeñas intervenciones en español y poleras alusivas al emblema nacional eran sólo una pequeña muestra del afecto que este grupo oriundo de Liverpool le tiene a su ferviente fanaticada chilena.
Es difícil hablar de un frontman cuando el grupo está tan cohesionado que el protagonismo se vuelve colectivo. La experiencia imperecedera de Daniel Cavanagh en guitarra, los movimientos extrovertidos y rítmicos de su hermano menor, Vincent, y la magistral voz de Lee Douglas, la que quedó demostrada principalmente tras los acordes finales de “A Natural Disaster”, dieron muestras de todo el talento exacerbado y amalgamado de la banda en general.
Las luces monocromáticas, cuyo color variaba conforme se respiraba la atmósfera de una siguiente canción, daban muestras de una sincronía perfecta que brillaba acompañada de un telón de fondo en que las imágenes proyectadas tenían una tonalidad barroca al mezclar lo natural con lo artificial, la luz y esa oscuridad que dejaba ver la sombra proyectada de los músicos en el fondo.
Sin lugar a dudas, un concierto que dejó absolutamente conforme a sus seguidores. Tanto a los que gozaban con su estilo de los años noventa, como con el que han seguido trascendiendo en este nuevo milenio. Y es que Anathema tiene talento para repartir y han sabido desarrollarlo conforme e independiente a los cambios que han tenido, lo que los hace merecedores de un fanatismo impertérrito ante su talento indiscutido.
Setlist:
Untouchable 1
Untouchable 2
Leaving it behind
Endless ways
The optimist
Thin air
Dreaming light
Can´t let go
Lightning song
Deep
Storm before the calm
Beginning and the end
Universal
Closer
Encore:
Springfield
A natural disaster
Encore 2:
Flying
Lost control
Destiny
Fragile dreams
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