Por Fernanda Pugin.
Siendo fan de Paramore desde los 12 años, el hecho de que Zac Farro haya retomado su posición en la banda fue una de las más grandes motivaciones para escuchar esta nueva apuesta de los estadounidenses, sin contar, además, del nuevo sonido que la pelirroja nos entrega en bandeja. Es que el pop-rock de los 80’s con que se arriesga Williams y su banda, se salió totalmente de lo que estábamos acostumbrados a escuchar.
El cambio es visible en su quinto álbum. Desde que Williams es la front-women de Paramore – punto máximo de su faceta pop-punk- ella ha sonreído y ha estado en completo control, pero es en After Laugher, que las cosas se salen un poco del margen. Y es que Paramore se presenta como una nueva banda, quizás debido a los cambios en la formación, (el regreso de Zac Farro y la perdida de Jeremy Davies) el sonido que nos presentan es distinto al de su disco anterior.
La batería que introduce la primera canción del álbum, “Hard Times”, se mezcla en perfecta sintonía con un pulsante riff de guitarra, los colores primarios también juegan un rol esencial cuando escuchamos la canción en el video clip. El sonido de cada instrumento es más discernible, dejan de lado el sonido pop-punk de antes (como en Riot o Brand New Eyes), para dar paso a separaciones rítmicas que imitan el pop de los 80s.
Le sigue “Rose color Boy”, donde como siempre, la banda nos demuestra que, en el tema de los coros pegajosos, ellos son expertos. Nuevamente, Williams pone en la mesa su increíble habilidad vocal. Además, este tema le da el impulso al álbum para que sean canciones movidas, canciones que hagan bailar, incluso cuando la letra dice exactamente todo lo contrario: “You got me nervous//And you’re turning it into a joke//A half-empty girl”.
La voz de Williams en “Caught in the middle” nos lleva directamente a un viaje de nostalgia, ya que su voz suena como algo que escuchábamos en el periodo de Brand New Eyes. Pero una de los temas que le da equilibrio al álbum es “26”, una dulce melodía acompañada de la versión más delicada de la voz de Williams. Otro de los desafíos que se impuso la banda fue “No Friend”, donde Williams se hace a un lado –extrañamente- para darle espacio a Aaron Weiss de MeWithoutYou, en donde escuchamos como Weiss murmura (si, murmura) sobre la carrera de Paramore, como ellos han estado sumergidos en el no saber quiénes son; Aunque sus palabras están distorsionadas, por lo que no se entiende lo que dice. Lo cual es una pena, porque el sonido y la batería podrían haber hecho una muy buena canción y hubiese sido interesante ver como Williams abordaba la canción.
After Laugher, termina con “Tell me How”, canción que tiene un sonido que la banda nunca había tenido en su catálogo. La melodía es básicamente un “piano en cascada”, pero con un pulso tropical (muy poco, pero lo tiene), y palabras que suenan como confesiones directas desde dentro de un corazón roto. El sufrimiento de Hayley es perceptible e identificable: Es el rechazo, puro y doloroso rechazo, de errores, de dar vuelta la página. Es una canción delicada, moderna y madura. No hay respuestas simples, ni atajos. Hayley Williams por fin se muestra como es: No es todo poderosa y ya no aparenta serlo.
Como álbum no es del todo impresionante, como lo fue su disco homónimo. Y es que la placa Paramore le dio un espacio al trio para desenvolverse y jugar con su verdadero sonido, ese donde la banda jugaba a ser una agrupación de rock, donde exploraban cada acorde, cada tono, cada detalle de su identidad musical, lo cual los convertía en ellos, solo ellos. Pero After Laugher es algo nuevo en sí y un dato curioso, solo hablan de sobrevivir. Sobrevivir al vacío, al sin sentido y cuando nos falla el universo en momentos en que más lo necesitamos.