Los Valentina presentaron su EP «Las señoras» en Centro Arte Alameda: Todos bailamos la danza de la lluvia
18 de mayo 2017.

Por Omar Saldias.

La presentación de Los Valentina fue cuajando con un tiempo necesario, como el tiempo necesario para preparar una buena cazuela. Si bien, la comparación es bastante hogareña el disco también lo es.

Antes del lanzamiento de anoche, tuve la oportunidad de ver a Los Valentina varias veces. Debo decir, que no sonaban como en el disco, por las dificultades inherentes de la autogestión, tocatas con muy poco presupuesto y amplificaciones bastante deficientes, pero nada de esto logró quitar mi amor por este producción, así como el de todos los que repletaron el Centro Arte Alameda.

Con un largo teloneo por parte de la siempre sutil y hermosa voz de Niña Tormenta acompañada de Lía Nadja, se dio paso a Los Valentina. La banda liderada por Valentina Martínez y con la participación de Juan Fernando Rubilar (líder de Medio Hermano), nos entregó un vivo entrañable, la voz haciendo eco en nuestros corazones, con sus letras tan cercanas como humanas, su música tiene la sutileza de una acuarela donde simples y naturales acordes se desprenden de una guitarra que ayer se lució.

Ya no es raro ver a todo un público que se sepa las letras de las canciones antes de que se lance el disco en formato físico. Ayer todos cantamos “Las señoras”, todos bailamos “La danza de la lluvia”, hermosa imagen a altas horas de la noche donde nuestros corazones se inflaron con esas verdaderas narraciones que nos proponen Los Valentina.

La noche estuvo cargada de emoción, una especie de catarsis musical colectiva, donde no hubo acoples ni fallas técnicas. Un verdadero triunfo para una banda independiente por definición y amiga de todos por empatía.

Si bien, el disco tiene 6 temas en 32 minutos. Lo de anoche no tuvo tiempo, fue una presentación donde nos sumergimos en la nostalgia del mundo de las señoras.

Su merecida nominación para Artista Revelación en los Premios Pulsar es también un logro, sobre todo a la exquisita sensibilidad de esas bandas que, por supuesto, no abundan.

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