Joe Vasconcellos en Club Chocolate: Una noche mágica e ideal
26 de Enero 2017

Por Juan Pablo Droguett
Fotografías por Gabriela Gauna

No siempre es fácil comenzar a describir las sensaciones que quedan luego de una experiencia que combina música y arraigo con nuestra identidad. Tantos clásicos que llevan años enraizándose en la cabeza, compartiendo espacio en mis recuerdos con cada celebración o fiesta que dure hasta las seis de la mañana. Una vida sobre los escenarios captando la identidad de nuestra cultura y entrelazándola con tantos ritmos como son posible mencionar, fue lo que presentó Joe Vasconcellos la noche de ayer en el Club Chocolate.

Es difícil ver desde fuera el desarrollo musical de un artista e intentar entender cuál es el impulso que lo empuja -incluso habiendo conseguido crear durante los últimos treinta años una decena de clásicos que forman parte de nuestro almanaque musical- a seguir compartiendo su manera tan particular de concebir el mundo que lo rodea. Joe no solo es música, es la expresión cantada de sentimientos y opiniones tan típicamente nuestros que es imposible no identificarse con ellos. Es con este bagaje cultural que logra mantener a un público coreando por más de una hora y media letras que transitan desde la más dura de las traiciones hasta la descripción perfecta de lo que reconocemos como un “chanta”.

“La Funa”, “Las Seis” e “Hijo del Sol Luminoso” son solo parte del repertorio casi interminable de éxitos que dieron vida la noche de ayer a un show de larga duración, concebido para dar cuenta de la alucinante capacidad creativa de Joe y sus músicos. Es cuando escuchas con atención que se hace evidente la mezcla de sonidos, ritmos y expresiones que vienen de todas partes del continente y que me atrevería a decir, del mundo. Un poco de Blues en “Solo Por Esta Noche” o una balada romántica como “Induce” fueron coreadas a todo pulmón por los asistentes que repletaron cada rincón del Club Chocolate.

Es claramente necesario reconocer el trabajo arrollador que realizan todos los músicos que acompañan a Joe sobre el escenario, particularmente las colaboraciones de Rodrigo Gálvez en batería y Pedro Melo, quien desarrolla un rol fundamental dentro de la banda, algo que podríamos definir como hombre orquesta, aportando con sonidos impresionantemente diversos, que van desde la flauta traversa, el acordeón, la guitarra y el teclado, entre otros elementos que incorpora el gran Pedro a la mezcla de ritmos y sonidos que convergen en el desarrollo de la festiva propuesta multicultural que nos ofrece Joe Vasconcellos.

Sin lugar a dudas es que deben existir tantas maneras distintas de ser vocalista o frontman de un grupo, como tantas bandas se encuentran en este mundo. Sin embargo, la calidad de Joe sobre el escenario es sobresaliente, aportando siempre con su característico acento y una sonrisa imborrable que se dibuja en su cara lo que demuestra lo mucho que disfruta su trabajo y al mismo tiempo agradece la recepción y el cariño de los asistentes que reconocieron con palmas y vítores la fiesta que acababa de terminar.

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