Artistas invitados: Pedropiedra y Fabrizio Copano
28 de abril de 2024.
Por Manuela Beltrán.
Fotografías por Francisco Aguilar A.
No una sino dos fechas de Estadio Nacional lleno, con una puesta en escena tremendamente sofisticada a nivel técnico y logístico y un repertorio de canciones que se encuentra en el inconsciente colectivo de varias generaciones, dan cuenta de que Los Bunkers se abren paso a convertirse en leyendas vivas del rock chileno. Mucho de aquello es por que se ve que hacen las cosas bien. Con impecables vestuarios e indumentaria, siguen manteniendo una postura política y social transparente y consistente en contenidos. También al estar su compañero Mauricio Basualto enfermo, invitaron a Cancamusa a ingresar como baterista, un acierto que le brinda aire nuevo a la banda compuesta sólo por hombres en el escenario. También se aprecia mucho que en el mismo escenario se invitarán a artistas teloneros que comparten esta impronta creativa nacional como lo fueron Pedropiedra y Fabrizio Copano.
A las 21:00 horas, puntualísimas y hasta con cuenta regresiva en pantalla gigante, Álvaro López, Francisco Durán, Mauricio Durán, Gonzalo López y Cancamusa, Los Bunkers, ingresaron a escenario. “Ven Aquí”, la canción que da el nombre a la gira, fue la primera de 3 horas de repertorio, idéntico al de la primera fecha, a excepción de un par de canciones. La emoción del público masivo del Estadio Nacional se levantó en las gradas, haciéndoles saltar desde los primeros acordes, que transportaron la memoria veinte años en el pasado. Entre vitoreos y bailes sonaron fuerte las canciones “Te vistes y te vas”, “Yo sembré mis penas de amor en tu jardín”, “Miéntele”, todas acompañadas de impresionantes gráficas con diseños 3D y filtros lúdicos en pantalla gigante, juego de luces y varias bolas disco arriba de las estructuras al centro de la cancha. El escenario se extendía en cruz hasta el centro del estadio, desde donde Los Bunkers corrían y bailaban acercándose a diferentes partes de la audiencia. Luego de la cuarta canción la banda agradece a quienes vinieron de lejos, “de otras partes, de otras ciudades, de otras regiones. También de otros países México, Colombia, Argentina, Perú” comentan, dedicándoles la canción “Canción de lejos”.
La banda cambia de instrumentos constantemente, de guitarras eléctricas a acústicas y también teclados. Con versatilidad pasan por distintos estilos y formas que les caracteriza, recordando también su versión rock de la trova cubana en el disco Música Libre del 2010. El Nacional corea a viva voz la canción “Corazón”, original de Silvio Rodríguez. Le siguen “Bajo los árboles” y “Si estás pensando mal de mí”, con gráficas de una enorme luna roja y paisajes sureños nocturnos. Comienzan a destacar los protagonismos instrumentales en el teclado y con solos guitarra super rockeros en las pasarelas al centro del escenario. Lanzan uñetas al público al volver, los ritmos crecen y la batería de Cancamusa culmina con excesos vivaces de platillos. En “Ahora que no estás” todo el Estadio Nacional corea la canción. “Más fuerte”, pide la banda, la energía entonces sigue creciendo en una extensión de cerca de 15 minutos de rock progresivo. “Un aplauso para Cancamusa” piden al final, a quien se ve elongar los brazos, sin perder un centímetro de glamour. También saludan a Mauricio Basualto quien se recupera en casa. Le siguieron “La velocidad de la luz” y “Rey”, en cada canción la banda pide que canten más fuerte, y el eco se escucha desde el fondo del estadio, hasta que luego de la clásica versión de “El necio”, el escenario se queda en oscuridad, como la pausa de un cambio de acto. En el escenario vacío, la imagen aérea del drone muestra en pantalla gigante, el Estadio Nacional, el más grande de Chile, repleto.
Lo que sucedió justo después tuvo un gran impacto a nivel emocional. Desde el palco que es sitio de memoria que recuerda a las y los detenidos en dictadura, cautivos en el Estadio Nacional, se cantaron en versión acústica, con bombo y vistiendo ponchos tradicionales “La exiliada del sur”, “Calles de Talcahuano”, “El detenido” y “Entre mis brazos”. En dichas canciones, en las que la galucha se transformó en primera fila, se pudo apreciar el sentido homenaje de la banda a la historia personal, a la ciudad donde crecieron y a la historia misma de Chile. La música y el lugar lograron plasmar emociones llenas de identidad, una muestra a corazón abierto del núcleo creativo de la banda y desde donde se detuvieron a dar una reflexión en contraste con el momento actual que atraviesa Chile y el mundo, con el avance de distintas violencias a nivel local e internacional: “Este lugar es muy especial porque se construyó para recibir y para multiplicar la alegría de un país. Pero la historia también nos ha demostrado que un lugar tan bello como este, en manos equivocadas, puede transformarse rápidamente en la vasija de mucho dolor y miedo. Y eso no debiese volver a ocurrir nunca.” Levantan los instrumentos al final antes de volver al escenario principal.
Un intermedio muy lúdico siguió al concierto, con Guaripolo de 31 minutos, haciendo de Freddy Mercury, quien como él mismo dijo vino “a rellenar mientras Los Bunkers se toman un juguito”. Una mini rutina cómica que consistió en un juego de palabras con casi todas las canciones del repertorio de la banda. Todo el elenco del programa infantil (infancias de ayer/grandes de hoy) se subió al escenario para cantar la canción “Una Nube”. Bodoque, Patana, Tulio, Juanín, todos tuvieron una línea para cantar. La nostalgia de los años 2000 siguió sonando y se alternó a canciones más nuevas, “Las cosas que cambié y dejé por tí” y “Noviembre” título del último disco sonaron fuerte, para luego dar paso a “Ángel para un final”, “Fantasías animadas de ayer y hoy”. “Deudas” fue acompañada de una gráfica gigante con la palabra agobiante repitiendose invasiva, como sucede con la deuda en la vida de las personas. Siguieron “Pobre Corazón”, “El mismo lugar” y “Tarde”. Pedropiedra y una banda de bronces y cuerdas se sumó en la tarima para acompañar algunas canciones, elevando aún más la emocionalidad y la calidad del sonido del concierto.
Ya para ir cerrando, “Nada nuevo bajo el sol” con guitarra doble y un coreo generalizado del público, luego “Bailando solo” con sus extensiones musicales llenas de luces, rayos láser y el baile disco de Álvaro López. Después de “Miño”, la pausa reglamentaria para que la banda volviera luego de un respiro a completar más de treinta canciones. Salta y baila todo el mundo para capear el frío que parece traer más cerca la región del Bío Bio. La Banda se detiene a agradecer el tremendo trabajo de técnicos de video, sonido, gráficos, seguridad y logística, toda la inmensa empresa humana que trabajó mucho más de dos días para que el concierto funcionara como reloj. En “El derecho de vivir en paz”, imágenes de archivo de la Fundación y del Archivo Víctor Jara, aparecieron sincrónicas en la pantalla gigante, simulando como si el cantautor, asesinado en dictadura, estuviera presente. “Canción para mañana” con gráficas de ojos emocionados en lágrimas, mantuvieron la emoción a flor de piel. “No me hables de sufrir” y “Llueve sobre la ciudad” culminaron el concierto haciendo que todo el estadio las cantara a viva voz. Logrando mantener un concierto de 3 horas con varios himnos transgeneracionales, se demostró en este gran concierto que la música es vehículo de sentimientos y que con creatividad e identidad, la memoria puede transformarse en esperanza y alegría. Este enorme final de la gira Ven Aquí, seguirá sonando fuerte a nivel internacional, llevando este viaje musical en el tiempo, hacia otras latitudes.
Setlist:
Ven aquí
Te vistes y te vas
Yo sembré mis penas de amor en tu jardín
Miéntele
Canción de lejos
Quién fuera
Bajo los árboles
Si estás pensando mal de mí
Ahora que no estás
La velocidad de la luz
Rey
El necio
La exiliada
Calles de Talcahuano
El detenido
Entre mis brazos
Una nube
Las cosas que cambié y dejé por tí
Noviembre
Ángel para un final
Fantasías animadas de ayer y hoy
Deudas
Pobre Corazón
El mismo lugar
Tarde
Abril
Nada nuevo bajo el sol
Bailando solo
Miño
El derecho de vivir en paz
Canción para mañana
No me hables de de sufrir
Llueve
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