25 de Noviembre 2023.

Por Paulo Domic.
Fotografías por DG Medios.

La cálida tarde, una de las primeras de esta primavera, fue radiante compañera en el Estadio Monumental. Los siempre leales fanáticos, nuevamente respondieron masivamente a este ritual que por cinco años aguardaban. Roger Waters, el legendario músico y compositor británico cofundador de Pink Floyd, regresó a Chile con su espectacular gira “This is not a Dril”, una experiencia casi cinematográfica de rock and roll, con un mensaje de conciencia social y ambiental. Anoche vivimos el primero de dos eventos impresionantes agendados en nuestro país, luego de visitar Brasil, Uruguay y Argentina, como parte de su gira sudamericana.

Un hombre controvertido, de opiniones claras y tajantes; que siempre está provocando polémica a través de sus puntos de vista. Algo que aún hoy lo mantiene en boca de todos. Unos lo aman, otros lo odian, pero nadie queda indiferente hacia sus declaraciones y decisiones. Lujos que se puede dar desde el escaño que ocupa como una estrella indiscutida de la música, que ha dejado huellas profundas que probablemente nunca serán borradas. Por eso es que vaya donde vaya, siempre es un éxito rotundo. Y aquí, en esta nación que tanto ama el rock progresivo, no es la excepción.

Rosa Quispe Huanca y Manka Saya se presentaron a las 19:45, como invitados especiales en este primer concierto. La académica, poeta y embajadora chilena de la música aymara, se ha dedicado a promover la cultura originaria, convirtiéndose en 1994 en la primera mujer de su pueblo en presentarse en un escenario con su vestimenta tradicional y entonando una canción en su lengua natal. Por su parte, Manka Saya es un conjunto de proyección folclórica que comenzó su actividad en la década de los 80. Se dedican a la tradición musical del pueblo aymara, acumulando un importante registro de discos, presentaciones en vivo y varias giras fuera de Chile. Su presentación de 25 minutos fue acogida con respeto por parte de los miles ya presentes a esa hora. Claramente su propuesta tal vez no resonó en los espíritus más rockeros, pero se fue entre aplausos de un público que le permitió hacer su presentación.

Fue a las 21:20 hrs que apareció Roger Waters. Algo que la audiencia, impaciente, esperaba con ansias. Pero al iniciarse todo, más aún con la hermosa versión de “Comfortably Numb”, todo pasó al olvido para transformarse en una enorme emoción que embargó a cada uno de los presentes. Un clásico del inmortal disco The Wall que encendió la llama de una noche llena de himnos que será difícil de olvidar.

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En “The Powers That Be” y “The Bravery of Being Out of Range” se detuvo musicalmente en política, hablando sobre abuso policial, ejecuciones de inocentes y criticando frontalmente a los presidentes de los Estados Unidos, declarándolos criminales de guerra. Sin hablar, solo a través de las impresionantes pantallas y sus gráficas, hablaba elocuentemente. Al terminar estas canciones, y luego de saludar, ahí sí comenzó a emitir opiniones, comentando que en Argentina no lo querían aceptar en ningún hotel, sólo por pensar distinto.

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Luego cambió el ánimo para homenajear a su gran amigo, Syd Barrett, con quien fundó Pink Floyd en los 70 y que muy prematuramente debió abandonar la banda producto de su abuso con las drogas que lo llevaron a enfermarse mentalmente. En su honor, y usando imágenes de ambos durante esos años, interpretó “Wish You Were Here” y “Shine On You Crazy Diamond”, donde apareció la frase que sustenta el título de esta gira: “perder a alguien que amas, sirve para recordarte que esto no es un simulacro”.

La oveja voladora de “Sheep” surcó los aires de Macul, elevando el mensaje de Orwell y Huxley en torno a un futuro distópico que anticiparon hace años y que pareciera que cada vez se vuelve más real. Un clásico que puso fin a una intensa primera parte de un show que aún tenía mucho por ofrecer a sus asistentes, quienes boquiabiertos no daban crédito a la tremenda calidad de audio, video y puesta en escena que tenían ante sus sentidos.

Luego de un intermedio de 15 minutos, la emoción continuó con “In the Flesh” y “Run Like Hell”, donde las pirotecnias, luces rojas y un cerdo volador, hicieron delirar al público. Con “Money” y “Us and Them” de The Dark Side of the Moon, el viaje por el tiempo se posó en las memorias más íntimas que transportaron a momentos inolvidables de un pasado en que esas melodías eran parte de la banda sonora de las vidas. Y continuando con “Any Colour You Like”, “Brain Damage” y “Eclipse”, coronaron un homenaje a esa colosal obra que este año celebra sus bodas de oro, sonando tan relevante y vigente como hace cinco décadas.

La magnífica noche llegó a su fin con “Two Suns in the Sunset”, sellando con emotividad un concierto perfecto, que no daba tiempo de recuperarse para volver a ser conmovido con la enorme cantidad de estímulos que ofreció. Músicos de primer nivel, sonido envolvente perfecto, gráficas lisérgicas y un hombre de ochenta años, en plenitud envidiable y en pleno uso de todas sus facultades que continúa elevando las propias varas que él mismo se va dejando. Una convicción total por desplegar su mensaje de la forma más clara y explícita que le es posible, cuidando cada detalle en forma perfecta y estando a la vanguardia, como si aún tuviera toda una vida nueva por delante. Definitivamente, no hay muro que pueda enjaularlo. Roger Waters se mantiene allá arriba, como las ovejas y cerdos voladores de sus imperdibles conciertos.

Setlist:
Comfortably Numb
The Happiest Days of Our Lives
Another Brick in the Wall, Part 2
Another Brick in the Wall, Part 3
The Powers That Be
The Bravery of Being Out of Range
The Bar
Have a Cigar
Wish You Were Here
Shine On You Crazy Diamond (Parts VI-IX)
Sheep
In the Flesh
Run Like Hell
Déjà vu
Is This the Life We Really Want?
Money
Us and Them
Any Colour You Like
Brain Damage
Eclipse
Two Suns in the Sunset
The Bar (Reprise)
Outside the Wall