Por Paulo Domic.
Ya faltan pocos días para el ansiado regreso de Roger Waters a Chile. Serán dos conciertos a realizarse los días 25 y 26 de noviembre en el Estadio Monumental, presentando su gira “This Is Not A Drill”, la séptima de su carrera solista que desde 2022 ya acumula casi un centenar de presentaciones a lo largo y ancho del mundo.
Mientras lo esperamos, a continuación presentamos las que, a nuestro juicio, son las tres obras cumbres de su extensa carrera musical que ya bordea casi las seis décadas. Joyas que son fundamentales para entender la visión artística y estética del octogenario músico que siempre procura transmitir mensajes profundos a través de sus trabajos.
3. Roger Waters – Amused to Death (1992)
Para muchos, el mejor álbum fuera de Pink Floyd, Amused to Death es el tercer trabajo solista de Roger Waters. Una obra conceptual inspirada en el libro “Amusing Ourselves to Death”, de Neil Postman, lanzado en 1985 por el sociólogo estadounidense y que plantea una profunda crítica a la televisión, la cultura y la política. Haciendo eco de los postulados del académico, Waters manifiesta aquí su enorme desilusión con la sociedad de occidente, tan brutalmente manejada por los medios de comunicación. Algo que, a lo largo de estas tres décadas, pareciera no haber cambiado mucho.
Contó con la ayuda de Patrick Leonard en la producción, célebre productor detrás del éxito de Madonna, entre otros, y con la participación de varios músicos connotados, como el genio de la guitarra Jeff Beck. Es un álbum oscuro, que llama a la reflexión y que probablemente no es fácil de escuchar de buenas a primeras. Pero está tan cuidadosamente realizado y suena tan bien, que es fácil dejarse seducir por su grandilocuencia. Algo que la crítica valoró mucho luego de que sus primeros dos discos no convencieron del todo. Ante su resultado, la conclusión fue que este esfuerzo era lo mejor desde The Wall y esa percepción se ha mantenido a través de todas estos 31 años desde su lanzamiento.
2. Pink Floyd – The Dark Side of the Moon (1973)
Esta es una pieza clave, no sólo de la historia de Waters o de Pink Floyd. Este álbum, que cumplió este año sus bodas de oro, es un patrimonio de la música popular de todos los tiempos. Una obra que no deja de ser citada como inspiración de muchos músicos de todo el mundo y que probablemente perdurará como un clásico eterno. Trabajo conceptual que habla sobre temas universales como la vida, la muerte, el tiempo y la locura, y que plantea una reflexión sobre la condición humana. Y justamente aquí debuta Roger Waters como letrista, comenzando el camino que le daría una identidad tan marcada a la banda, subiendo un peldaño más desde la anterior propuesta más sensorial y psicodélica de sus primeros lanzamientos.
El sonido, a cargo del ingeniero Alan Parsons, es indudablemente una de las características de este álbum. Meticulosamente equilibrado y pulcro, perfectamente balanceado. Cada lado del LP fue una canción continua, sin pausas, algo que muy pocos habían experimentado con éxito en esos años. Con clásicos como “Money”, “Time” y la épica “The Great Gig in the Sky” donde se luce la cantante invitada Clare Torry, esta obra magistral abrió una nueva dimensión para el cuarteto y los catapultó al más rotundo de los éxitos. Y hasta su portada se ganó un espacio en el inconsciente colectivo, con ese prisma que refracta la luz en los colores del arcoiris, ha decorado las camisetas de millones de personas en el mundo, incluso sin conocer mucho a la banda.
1. Pink Floyd – The Wall (1979)
Sin lugar a dudas, el mayor legado artístico que deja Waters al mundo. Una obra tan maciza que traspasó las fronteras musicales para llegar incluso al séptimo arte con la película del mismo nombre, dirigida por el director británico Alan Parker y que salió a la luz en 1982. El control de Roger sobre la banda ya era total, siendo autor de todas las canciones y cantando la gran parte de ellas. El concepto aquí fue eminentemente autobiográfico, contando la historia del protagonista llamado Pink, un antihéroe que desde su rol de estrella de rock atormentada por sus traumas infantiles y la presión que conlleva una vida de fama y sobreexposición, se va aislando y construyendo un muro que los aleja del mundo pero que lo dirige hacia la autodestrucción.
Tanto el disco como la película recibieron elogios por parte del público y de la crítica, transformando a esta obra en un nuevo gigantesco hito para su carrera. Su enfoque profundamente psicológico y sus guiños a la historia del siglo XX marcado por las guerras, dictaduras, se volvieron una protesta contra el sistema y una reflexión hacia la salud mental que se resiente en ese frenesí por lograr y mantener el éxito, para el que a veces no se tienen todas las herramientas para manejarlo bien y puede volverse en contra de quien lo consigue. Canciones inmortales como “Another Brick in the Wall”, “In The Flesh”, “Comfortably Numb” y “Hey You” son parte de la banda sonora de la historia de la música, himnos para millones que las han coreado a través del tiempo.
Estos tres discos son imprescindibles para comprender el genio de Roger Waters. Un hombre controvertido, de opiniones cuestionables y que siempre está provocando polémica a través de sus puntos de vista. Algo que aún hoy lo mantiene en boca de todos. Unos lo aman, otros lo odian, pero nadie queda indiferente hacia sus declaraciones y decisiones. Lujos que se puede dar desde el escaño que ocupa como una estrella indiscutida de la música, que ha dejado huellas profundas que probablemente nunca serán borradas.