Por: Francesca Geroldi
Bajo la misma puntualidad con que comenzaba sus ensayos, a las 22:00 hrs. de ayer el Teatro Nescafé de las Artes daba el vamos al documental «Mr. Dynamite: The rise of James Brown», un relato biográfico sobre este destacado artista del sur de California, que en 120 minutos mantuvo totalmente despiertos a una sala medianamente llena.
Es que, pese a ser algo dilatado para un documental, el trabajo realizado por Alex Gibney (destacado por sus recientes trabajos biográficos sobre Frank Sinatra, Steve Jobs y Fela Kuti) y producido por el gran Mick Jagger, transmitió de forma equilibrada y ágil una de las vidas más particulares de la música del siglo XX, desafiando el pestañeo de los asistentes cuya buena parte superaba los 40 años.
Así, durante los primeros minutos de proyección, el documentalista estadounidense muestra sutilmente la dura infancia de Brown la cual, tras el abandono de su madre que lo obligó a trasladarse a Agusta (Gerogia) junto a su padre, fue criado en un prostíbulo de su tía donde comenzó a ganar sus primeros centavos para comer bailando en las calles y limpiando zapatos. Camino espinoso que, en su adolescencia, le hizo asumir una condena de ocho años de cárcel por robo, de la que pudo zafar una parte disminuyéndola a tres por buena conducta.
Pero, sería hasta ese entonces en que la oscuridad de su vida da sus primeros destellos. Gibney muestra cómo Brown dio rienda suelta a su pasión por el baile y la música a través de su participación en Gospel y en el R&B, que lo llevaron de inmediato al estrellato siendo la voz principal de la banda The Famous Flames.
Tras ello, el cantante se lanza como solista componiendo temas que llenaban los teatros de Nueva York y que lo enaltecieron como el Rey del Soul. Posición que trascendió a una audiencia blanca de EEUU y UK que entre los ’50 y ’70 era bastante racial respecto a sus compatriotas negros. Así, James Brown fue rápidamente conquistando a un público cada vez más heterogéneo, consiguiendo una fama inconmensurable. Más aún cuando a fines de los ’60 marca un paradigma musical con su tema «Cold Sweat», consagrado por muchos como el origen del Funk.
No obstante, el histrionismo de Brown y su gran capacidad de bailar sobre el escenario maravilló solo a quiénes lo miraban de frente, no así a los que estaban detrás. Paralelo a este éxito, Gibney muestra cómo el Rey del Soul y ahora padre del Funk, exigía un trabajo 24×7 a sus músicos. Es decir, de lunes a lunes con ocasiones hasta de vigilia para ensayar. Conducta que desgastaba a su banda que, al mismo tiempo, reclamaba los apretados pagos que recibían frente a los miles de dólares que ganaba Brown durante sus giras.
Un lado algo oscuro dentro de la personalidad del artista, que tuvo episodios de alta agresividad con acusaciones de violencia intrafamiliar. Pero la fama lo pudo todo, y no le costó cambiar de banda y seguir creando armonías y nuevos ritmos, teniendo siempre presente su cruda infancia y cómo pudo conseguir lo logrado hasta ese entonces. No por nada le acuñaron el título de «el hombre más trabajador del mundo», ya que en cada entrevista Brown se proponía contar su historia desde niño.
Por lo mismo, la participación de Brown en los conflictos raciales por las que pasaba EEUU en ese entonces, fue vital para motivar a la población negra a continuar con sus reivindicaciones de mayor justicia e igualdad. Pero, su apoyo a la candidatura de Nixon y su apego al partido republicano, marcaron una cierta distancia con los activistas más radicales.
Temas raciales y políticos que fueron parte de la personalidad de Brown y que Gibney supo entremezclar, relacionándolos directamente con el origen de sus composiciones musicales.
De este modo, pasado los 110 minutos, el documentalista finaliza su trabajo destacando las influencias de Brown en artistas como Michel Jackson y Prince, y su importancia en el origen del Hip Hop, que lo enalteció ya no solo como el Rey del Soul o el padre del Funk, sino también como el padre del Hip Hop.
Sin duda, «Mr. Dynamite: The rise of James Brown» es un imperdible para conocer a un artista paradigmático en la música de la segunda mitad del siglo XX.